...la Biblia de Jerusalén
II Samuel 22, 7-22
7 Clamé a Yahveh en mi angustia, a mi Dios invoqué, y escuchó mi
voz desde su templo, resonó mi llamada en sus oídos.
8 La tierra fue sacudida y vaciló, las bases de los cielos retemblaron.
Vacilaron bajo su furor.
9 Una humareda subió de sus narices y de su boca un fuego que
abrasaba; de él salían carbones encendidos.
10 El inclinó los cielos y bajó, un espeso nublado debajo de sus pies.
11 Cabalgó sobre un querube, emprendió el vuelo, sobre las alas de
los vientos planeó.
12 Se puso como tienda un cerco de tinieblas, tinieblas de las aguas,
espesos nubarrones.
13 Del fulgor que le precedía se encendieron granizo y ascuas de
fuego.
14 Tronó Yahveh dese los cielos, lanzó el Altísimo su voz;
15 arrojó saetas y los puso en fuga, rayos fulminó y sembró derrota.
16 El fondo del mar quedó a la vista, los cimientos del
orbe
aparecieron ante la increpación de Yahveh, al resollar al aliento en
sus
narices.
17 Extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las
profundas aguas.
18 Me libera de un enemigo poderoso, de mis adversarios más fuertes
que yo.
19 Me aguardaban el día de mi ruina, Mas Yahveh fue un apoyo para
mí.
20 Me sacó a espacio abierto, Me salvó porque me amaba.
21 Yahveh me recompensa conforme a mi justicia, el me paga
conforme a la pureza de mis manos.
22 Porque he guardado los caminos de Yahveh, y no he hecho el mal
lejos de mi Dios.